VII, Verschiedenes 11, 1926–1929, Seite 43

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Miscellaneous
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Extrait du Journal:

Adresse:
-
1918
Date:
2

Nuestro tiempo
exclama: «Amar! Es vivir para otro.
Hemos nosotros nunca consentido algún
sacrificio como no sea a nuestro sensua¬
lismo y a nuestra vanidad. El amor en
ellos es más bien físico que picológico;
Freud a través de Schnitzler
más que de sentimentalidad se reviste de
bestialidad. Se queda en los sentidos, sin
Ya parece que no están tan de moda
llegar nunca a las profundidades y a las
Freud y su teoria de los sueños. Mo¬
intimidades del alma.
mentos hubo en que no se hablaba más
De ahí que sean siempre, en la vida so¬
que del Inconsciente freudiano. Pero su
cial, unos irregulares estos Don Juanes de
biología de la sexualidad llegó un poco
pacotilla. No sienten el anhelo de vivir la
tarde a la literatura. El naturalisme, le
paz del hogar ni de normalizar la existen¬
vado a su extrema exageración con Zola,
cia en una unión legal, como exigen tanto
había cerrado su cielo literario, había dado
los deberes religiosos como las convenien¬
casi por cumplida su época. Otras corrien¬
cias sociales. El hogar y la familia no les
tes han venido a empujar por bien distin¬
causa más que preocupación y hastio.»
tos rumbos la literatura contemporanea.
Así, uno de esos personajes dice sin el me¬
Se ha producido en ella, en nuestros días,
nor escrupulo : « Cuando pienso que he
una profunda reacción idealista. Mas que
podido convertirme en un padre de fami¬
los casos patológicos, en la novela, intere¬
lia ordenado, sentado bajo una lámpara
san hoy a los escritores y en cierto
colgante, con una criada para servirnos
modo al públicolas crisis espirituales.
Qué dicha haber escapado a todo eso! »
Pero de la patologia literaria queda aún
Los personajes femeninos son de otra ca¬
un campeón irreductible. Es el dramatur¬
tadura. Ellas, al decir de Koerner, perte¬
go y novelista austríaco Arturo Schnitz¬
necen a la categoría de las buenas mu¬
ler. Ya hace años le consagré un largo es
chachas o de las demoníacas. Al con¬
tudio, destacando lo que había en ese es¬
trario de sus amantes, ellas son capaces
critor de original y de nuevo. Si lo traigo
de sacrificio y son propensas a la ternura.
otra vez a cuento es por el libro que, a
Lo que no son es virtuosas, porque, según
estudiarlo, le ha consagrado el ilustre cri¬
Schnitzler, las virtuosas son ridiculas
tico Koerner. Estudia lo que él llama del
Sucumben por afan de placeres, por in¬
fenómeno Schnitzler. Hace un estudio
consciencia, por sentimentalismo no satis¬
metodico y sistematico. Comienza por
fecho. Lo que no las arrastra nunca a la
apuntar su ascendencia semitica, igual
caída es la codicia, el ansia de lucro. Pero
que la de sus contemporaneos y, según
aunque sean impelidas por otros móviles,
él, sus inspiradores — Weininger, el filo
de ningún modo honestos, pero sí desinte¬
sofo de la sexualidad, y Freud, el biolo
resados, sucumben siempre. Y hay que
gista de la misma. Schnitzler ha narrado,
añadir que, si bien son pecadoras, no son
como literato, con verdadero talento de
cortesanas. Tienen más de la «Mimi», de
artista, aquellos casos picológicos y pato¬
Musset, que de la «Naná, de Zola.
lógicos que Weininger y Freud han tra¬
Esos personajes no tienen nada de sim¬
tado de explicar como sabios. Y, según
páticos ni ese mundo en que se mueven
Koerner, el parentesco intelectual entre
es recomendable. Hay, por el contrario,
Schnitzler Freud en particular, es pro¬
que evitar el contagio, que es fatal para
ximo, de una identidad innegable.
una sociedad que se defienda contra la
Schnitzler es médico, y ya en el curso de
descomposición y la rápida disolución.
sus estudios académicos sentia, como el
creador de la psicoanálisis, una marcada
JOSE BETANCORT
predilección por las experiencias psicolo¬
gicas.
Aun cuando el campo de actuación de
ambos es tan diverso, existe entre ellos
una indudable analogia de espiritu. Antes
que el sabio, el escritor parece haber pre¬
sentido el papel que desempeña el Incons¬
ciente, cuando por boca de uno de sus